¿Quién es el Gran Brayen Gavilanes, el Magnífico?

¡Hércules encarnado, Héctor renacido!

¡El mismísimo hijo de la humanidad!; toda pena es mía; todo sufrimiento, también.

Cada vez que despierto pido gracias a Dios porque sé que mientras yo he dormido, ¡si es que eso!, alguien más ha fallecido; o ha sido raptado, lastimado, abusado; tanta maldad que existe. Y aún así, todos los días me levanto a trabajar, gracias a Dios, porque eso es lo mejor que puedo hacer.

Un hombre que sufre en silencio

Cada vez que tiendo mi jardín, lloro en silencio. La flora crece; abejas, colibríes y salamancesas pasean, refugiándose en la sombra que mis plantas les dan. Este jardín de mi casa empezó por obra de mi abuelo paterno, en paz descanse; y meses después de su fallecimiento, cuando el jardín lo seguía, me hice cargo.

La vid de maracuyá no será olvidada.

Sufrimiento cómo método de actualización

¿Puede un hombre hablar de lo que siente? ¡No!, porque todos dicen que sí; pero, en realidad, quieren tu labor. Puede ser que ya me he acostumbrado a esta dinámica fundamentalmente social; aún así, señalo que hay veces que lo mejor que se puede hacer es callarse y trabajar.

Callarse y hackear; callarse y trabajar; callarse y contemplar.

¡A los abusos nunca olvidar, dejar atrás la venganza, buscar justicia!

Anarcopropietarista solarpunk

La distinción humano-máquina es arbitaria. Antaño, construímos nuestros hogares con las más rudimentarias piedras que podramos encontrar; hoy, el metal piensa y hemos llegado, o estamos cerca, a los límites físicos del silicón.

Es posible que llegue el día en dónde el humano, dentro de su concepto histórico, sea un recuerdo. Sin embargo, mi trabajo aquí no es buscar en pro, o contra, del transhumanismo; sino, señalar, que el derecho de la propiedad es vital para asegurar el modelo de vida de tal o cual persona, así como la viabilidad de la acción humana en cuanto a la naturaleza.

Aquel que distingue entre acción humana y naturaleza per se es que no conoce ni una ni otra.